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Testimonio de Jan sobre el Libro de Mormón

Creo que el Libro de Mormón es la Palabra de Dios

Con toda mi alma, sé que el Libro de Mormón es verdadero. El Espíritu Santo me lo ha revelado, y tendría que rendir cuentas a Dios si dijera lo contrario.

Book of MormonDe la Biblia he aprendido de Jesucristo y Su ministerio. Pero es a través del Libro de Mormón que he adquirido la convicción de Su misericordia por mí individualmente y he llorado por Su incomprensible sacrificio por toda la humanidad gracias a Su amor. Entiendo más plenamente Su naturaleza, Su plan para nosotros y Su papel eterno en nuestras vidas. Con humildad y gratitud deseo adorarlo a través del servicio a los demás y al seguir Sus enseñanzas.

El Libro de Mormón, el cual incluye un relato del ministerio de Cristo a las Américas después de Su muerte, muestra que Él es un Dios personal para todos. En el libro de 3 Nefi, Cristo aparece y explica que Él ha venido, como las Escrituras lo predijeron. La multitud cayó a tierra, pues recordaron que se había profetizado que el Mesías vendría después de Su ascensión. Con compasión Él les habló:

Levantaos y venid a mí, para que metáis vuestras manos en mi costado, y para que también palpéis las marcas de los clavos en mis manos y en mis pies, a fin de que sepáis que soy el Dios de Israel, y el Dios de toda la tierra, y que he sido muerto por los pecados del mundo.

Y aconteció que los de la multitud se adelantaron y metieron las manos en su costado, y palparon las marcas de los clavos en sus manos y en sus pies; y esto hicieron, yendo uno por uno, hasta que todos hubieron llegado; y vieron con los ojos y palparon con las manos, y supieron con certeza, y dieron testimonio de que era él, de quien habían escrito los profetas que había de venir.

El Libro de Mormón se compone de los registros sagrados escritos por los profetas antiguos. Con cada lectura, me familiarizo cada vez más con esos hombres poderosos cuyas personalidades son diferentes, pero cuya fe ha soportado e inspirado a los de su época y la nuestra. Me asombra que las luchas de hace dos mil años siguen siendo pertinentes a los problemas y tormentos de hoy. A través del tiempo, la Palabra de Dios ha sido constante y Sus siervos han dado los mismos mensajes.

En mi mente, la Biblia y el Libro de Mormón tienen el matrimonio perfecto. Se mantienen independientes uno de otro, pero juntos se completan, haciendo un todo perfecto. Este hecho me recuerda al comentarista de radio, Paul Harvey, quien solía contar «el resto de la historia».

Su programa de radio intrigaba a jóvenes y adultos por igual. Cada emisión se iniciaba con «¿Sabe cuáles son las noticias?, en un momento usted escuchará el RESTO de la HISTORIA». A continuación, él relataba los detalles inéditos y fascinantes que proporcionaban el «panorama general». Esa información adicional hacía toda la diferencia. Era fácil hacer suposiciones incorrectas de las noticias, pero escuchar toda la historia «ponía las cosas en el orden correcto», llenando los vacíos y ampliando el entendimiento.

Para mí, el Libro de Mormón es «el resto de la historia.» Es otro testimonio de que Jesús es el Cristo y que Él proclamó ser — el Santo Hijo de Dios, el Salvador y Redentor. Verifica la Palabra de Dios, complementando y aclarando las enseñanzas de la Biblia y completando la doctrina.

He sido miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) toda mi vida. Pero he encontrado que la conversión al Evangelio es constante — no es solo por facetas, sino un proceso multidimensional que profundiza la comprensión y el compromiso a medida que percibo el verdadero mensaje.

A través del estudio del Libro de Mormón, el Espíritu Santo verifica lo que aprendo y mi corazón se hincha a medida que soy tocada por la verdad. Es un evangelio que ilumina, orienta y conduce a la esperanza, el progreso y la paz:

“Por tanto, debéis seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres. Por tanto, si marcháis adelante, deleitándoos en la palabra de Cristo, y perseveráis hasta el fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis la vida eterna.

Y ahora bien, amados hermanos míos, ésta es la senda; y no hay otro camino, ni nombre dado debajo del cielo por el cual el hombre pueda salvarse en el reino de Dios. Y ahora bien, he aquí, ésta es la doctrina de Cristo, y la única y verdadera doctrina del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, que son un Dios, sin fin. Amén”.

 

Denver, CO

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