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El Libro de Mormón: Evidencias externas, Parte II

El Nuevo Mundo

El segundo DVD en la serie de Viaje de Fe debate el medio religioso, la cultura, el territorio y el idioma que rodeaban a los descendientes de Lehi y Saríah en el Nuevo Mundo. El hijo de Lehi, Nefi, empieza el relato del Libro de Mormón en el año 600 a.C., conservándolo al grabarlo en planchas de metal. La narración no salió a la luz hasta la década de 1820 cuando, por revelación divina, José Smith fue guiado a las planchas y las desenterró de una colina al norte del estado de Nueva York. De ellas, él tradujo el Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo.

El Libro de Mormón contiene relatos de varios pueblos diferentes y abarca mil años, armonizados y compilados en una sola narración por un padre y su hijo, Mormón y Moroni, quienes vivieron alrededor del año 400 d.C., e incluso un relato de la visita de Jesucristo al pueblo nefita en las Américas luego de Su resurrección.

Este segundo artículo sobre evidencias externas se enfoca en los paralelos culturales entre la civilización nefita y los antiguos habitantes de las Américas.[1]

Aunque se han propuesto varias teorías en cuanto a la ubicación de la narrativa del Libro de Mormón, la mayor parte del trabajo se ha realizado en Mesoamérica. Empezando en la década de 1950, e impulsado por su testimonio del Libro de Mormón, John L. Sorenson, profesor emérito de arqueología en la Universidad Brigham Young, ha estudiado y publicado sobre migraciones transoceánicas a las Américas, y las condiciones que estos inmigrantes habrían cumplido. .[2] Es principalmente debido a su trabajo pionero y el de la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo de la BYU[3] que los candidatos más probables para el escenario del Libro de Mormón estén en Mesoamérica. Continuando con el trabajo de Sorenson, John E. Clark, profesor de arqueología en la BYU, ha realizado una extensa investigación en Mesoamérica.[4] Dado que Viaje de Fe: El Nuevo Mundo se centra en Mesoamérica, éste será el alcance de este artículo.

Una civilización antigua

La primera pregunta que se podría plantear es que si el Libro de Mormón no hubiera llegado por revelación directa, cómo podría José Smith haber sabido tanto acerca de la cultura antigua de Mesoamérica. Como aclara Sorenson, “literalmente ninguna persona en los tiempos de José Smith sabía o podría haber sabido hechos suficientes acerca de América Central exótica para describir la sutil y precisa imagen de la vida antigua que encontramos retratada en el Libro de Mormón”.[5] En 1839, nueve años después de la publicación del Libro de Mormón, John L. Stephens publicó suIncidents of Travel in Central América, Chiapas and Yucatán. Sorenson nos cuenta:

Orson Pratt, uno de los primeros líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es preciso en su recolección en 1849 de que “nadie disputará el hecho de que la existencia de restos antiguos en diferentes partes de América era sabido mucho antes de que naciera el Sr. Smith. Pero todas las personas bien informadas saben que… la mayoría de los descubrimientos hechos por Catherwood y Stephens eran originales––que la mayoría de las cuarenta y cuatro ciudades descritas por el [libro de Stephen] no habían sido descritas por viajeros anteriores”[6]

El pueblo Maya

La arqueología en Mesoamérica está en su infancia relativa, pero se han establecido paralelos importantes entre los antiguos Mayas y la gente del Libro de Mormón. Allen J. Christensen ha vinculado el momento y la forma del sermón del Rey Benjamín en el Libro de Mormón (Mosíah 2-6) a la fiesta de la Cosecha Maya.[7] La visión de Lehi del árbol de la vida (1 Nefi 8) tiene paralelos en muchas religiones del mundo.[8] Pero Christensen explora el de los antiguos Mayas en particular en su obra seminal sobre el Popol Vuh, la historia de la creación de los maya:

Árboles sagrados, que representan el poder de la vida para crecer desde el reino inframundo de los muertos, son un motivo común en el arte y la literatura de los antiguos Mayas de Mesoamérica. Estos árboles son similares en concepto al árbol de la vida descrito en el Libro de Mormón, así como a las tradiciones míticas de muchas otras culturas contemporáneas del mundo. Las inscripciones en jeroglíficos y los textos mayas del altiplano del siglo XVI, describen un gran árbol del mundo que fue erigido en el alba de la era actual para presentarse como el punto de eje del cosmos. En su forma cargada de frutos, personifica al dios de la creación, padre de los progenitores de la dinastía real Maya.[9]

El corte de brazos

Uno de los relatos más memorables (aunque sangriento) en el Libro de Mormón es el de Amón, el hijo de Mosíah, y sus hermanos que fueron en una misión a los lamanitas después de una conversación extraordinatia (Ver Mosíah 28––28; Alma 17––27). Amón bajo a uno de los reinos lamanitas y se convirtió en sirviente. De acuerdo con el texto, los responsables de los rebaños fueron atacados por ladrones. Amón llegó en su defensa de una manera única

…… con su espada Ammón le cortaba el brazo a todo el que levantaba la maza para herirlo; porque resistió sus golpes, hiriéndoles los brazos con el filo de su espada, al grado que empezaron a asombrarse y a huir delante de él; sí, y eran no pocos en número; y los hizo huir por la fuerza de su brazo).

Bruce Yerman nos informa que esta historia:

……encaja en un patrón cultural conocido de la Mesoamérica pre-hispánica. Cortar el brazo de un enemigo en la batalla no sólo lo dejaba absolutamente indefenso sino también le significaba al vencedor un espeluznante trofeo que llevarse del campo de batalla que validaría su destreza en combate mano a mano. Documentos de México y Guatemala revelan tal costumbre pre-colombina. …En el Palacio Nacional de la Ciudad de México, el afamado artista Diego Rivera representó la vida de los Aztecas y sus predecesores en una serie de murales coloridos y precisos. El del primer corredor del palacio retrata el mercado de Tlatelolco, un barrio de la metrópolis de la capital Azteca que se hizo famoso por medio de descripciones vívidas proporcionadas por los conquistadores españoles. Este cuidadosamente investigado mural Rivera muestra a una prostituta tentando a los hombres alrededor de ella en el mercado. Ellos se lucen ante ella haciendo alarde de riqueza y poder. Uno muestra un precioso collar de jade. Otro admirador, un soldado, le ofrece a la mujer “un brazo de un hombre blanco, a quien seguramente acababa de derrotar en combate”.[10]

El Popol Vuh también tiene referencia a la amputación de brazos.
Armamento

La guerra en el Libro de Mormón es bastante prevalente, dada la naturaleza adversaria de Lamán y Lemuel, los dos hermanos mayores de Lehi. Cuando la familia se divide después de que se establecieran en el Nuevo Mundo, la rivalidad entre Lamán y Lemuel y sus hermanos menores, dirigidos por Nefi, se tornó en una guerra abierta que finalmente llevó a la completa destrucción de los nefitas por parte de los lamanitas.[11] Matthew Roper ha conducido algunas investigaciones interesantes sobre espadas en el Libro de Mormón y sus paralelos con las antiguas armas mesoamericanas.

Estudios recientes sobre la guerra en el Libro de Mormón sugiere que el arma mesoamericana, el macuahuitl encaja en el criterio para la “espada” en el Libro de Mormón. …Cabe resaltar que los primeros cronistas de la cultura mesoamericana tales como Durán y Clavijero describen sin temor alguno esta arma como una espada. Los historiadores mesoamericanos modernos comúnmente utilizan terminologías similares.[12]

Roper también hace un caso para la “cimitarra” del Libro de Mormón (ver Enós 1:20; Alma 27:29; 44:8). “La cimitarra del Libro de Mormón se conoce hoy en día como una espada curva con el lado externo afilado. La hoja de gancho, ‘espada corta’, y daga doble son… armas mesoamericanas que encajan con el concepto de la cimitarra”[13]

Se espera que este corto estudio de evidencias externas de la autenticidad del Libro de Mormón lleve al lector a una mayor exploración al seguir las referencias en las notas a pie de página..

 


[1] El Instituto Neal A. Maxwell para Becas Religiosas han publicado varios libros que lanzan luz sobre los orígenes antiguos del Libro de Mormón. Por ejemplo, Daniel C. Peterson, Donald W. Parry, y John W. Welch, eds., Echoes and Evidences of the Book of Mormon (Provo, UT: FARMS, 2002). La publicación insignia del Instituto, ahora titulada Journal of Book of Mormon and Other Restoration Scripture, ha publicado varios artículos que tratan sobre evidencias internas y externas a través de los años.

[2] Vea una bibliografía de sus obras en . Los que están disponibles en línea pueden encontrarse en: John L. Sorenson bibliography.

[3] NWAF Archaeological Foundation.

[4] Clark’s online publications for the Maxwell Institute.

[5] John L. Sorenson, “How Could Joseph Smith Write So Accurately about Ancient American Civilization?”.

[6] Sorenson, “How Could Joseph Smith.”

[7] Allen J. Christenson, “Maya Harvest Festivals and the Book of Mormon,”.

[8] Ver John W. Welch and Donald W. Parry, eds., Tree of Life: From Eden to Eternity (Salt Lake City: Deseret Book, 2011).

[9] Allen J. Christenson, “The Sacred Tree of the Ancient Maya,”; vea también la suya

Popol Vuh: The Sacred Book of the Maya, (New York: O Books, 2003).

[10] Bruce H. Yerman, “Ammon and the Mesoamerican Custom of Smiting off Arms,”. The PDF of this article has the painting by Diego Rivera.

[11] El tratado más completo sobre este tema se puede encontrar en William J. Hamblin William J. Hamblin y Stephen D. Ricks, eds., Warfare in the Book of Mormon.

[12] Matthew Roper, “Eyewitness Descriptions of Mesoamerican Swords,”.