Me encanta el Libro de Mormón y sé que es verdadero. Lo leí antes de ser bautizada para ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a la edad de 8 años. Desde muy pequeña, aprendí a amar la paz y el consuelo que encontraba dentro de estas escrituras. También leía la Biblia, pero parecía entender rápidamente el Libro de Mormón (Otro Testamento de Jesucristo). No puedo contar cuántas veces he leído este libro, pero cada vez que lo hago encuentro una profunda alegría, paz y consuelo que satisfacen mi alma.

Este libro realmente me ha acercado más a mi Salvador Jesucristo. Por la Biblia, sabía que Dios lo había enviado a la tierra para salvarnos por medio de Su expiación y resurrección. Pero no fue sino hasta que estudié el Libro de Mormón, que lo vi a Él como mi hermano compasivo. Mi pasaje favorito está en Alma 7:11-13 porque sé que mi Señor Jesucristo sufrió todo por mí. Cuando me siento sola en mis experiencias dolorosas, sé que puedo volverme a Cristo, porque Él ya ha sufrido todas mis enfermedades, dolores, aflicciones, tristezas y desilusiones.

El Libro de Mormón no sólo ha fortalecido mi relación con mi Redentor, sino que también ha bendecido mi vida de muchas maneras. Cuando tenía 14 años, empecé a leer diariamente las escrituras y fui testigo de una gran diferencia de cuando las había leído esporádicamente. Cuando abrí el libro de Mormón, encontraba respuestas específicas a mis oraciones y sentía como si Dios estuviera hablando directamente conmigo. Cuando tenía 21 años, me mudé a Italia y luché durante muchos meses para comunicarme en italiano. No fue sino hasta que empecé a leer en voz alta Il Libro di Mormón (traducción italiana), que empecé a entender la lengua italiana y de repente podía hablar el idioma con el que había luchado tanto tiempo.

Serví en una misión y enseñé a muchos sudamericanos acerca del Libro de Mormón en español, que contiene la visita de Cristo entre sus antepasados. Sé que Dios ama a todos Sus hijos y llamó a los profetas en el continente americano antiguamente. En 2007, escribí: «Sé que este libro es verdadero porque me enseña de mi Salvador Jesucristo y el Padre Celestial y ha traído alegría, esperanza y consuelo a mi vida. Yo sé que Dios me ama y me ha bendecido con este libro que aclara la Biblia y me enseña de mi potencial divino y de la expiación». Durante 18 meses, invité a todos los que conocía a leer este libro y preguntar a Dios si era verdadero. Todavía no he conocido a alguien que no haya podido saber de su veracidad por sí mismo después de estudiar este libro y orar sinceramente por una respuesta.

Cuando era adolescente, y muchas veces desde entonces, he preguntado a Dios sinceramente si este libro era verdadero. Siempre he recibido una respuesta afirmativa. Cuando yo tenía 18 años, tuve la oportunidad de visitar las ruinas de Teotihuacán, en México, y escuché una charla de una guía turística católica acerca de las pirámides históricas y las leyendas de un Hombre Blanco. Recuerdo la sensación tan poderosa que sentí estando de pie en un territorio que históricamente se alineaba con los acontecimientos que había leído en el Libro de Mormón.

Mis escrituras son una de las posesiones más valiosas que tengo en mi vida (además de mi familia). En un momento de mi vida, mi equipaje fue robado, y con él, mi copia personal del libro Mormón de la infancia. Estaba devastada, porque este libro significaba mucho para mí, y todavía espero que alguien haya encontrado y leído el libro que realmente cambió mi vida para mejor.

¡Me encanta este libro y sé que es verdadero!

Rebecca

Provo, UT

[mappress mapid=»5″]